En buena teoría, si reutilizáramos nuestras bolsas plásticas cada vez que vamos al supermercado, estamos haciendo un bien al medio ambiente.
Sin embargo, situémonos en la vida actual: ¿cuántas personas realmente logran, dentro del ajetreo y la corredera cotidianos, acordarse de traer las bolsas plásticas que le dieron en el supermercado la vez pasada que fue para utilizarlas de nuevo?
Que salí del trabajo y no iba a pasar a mi casa sólo por unas bolsas.
Que salí muy apurada de mi casa y se me olvidaron.
Que mis hijos me distrajeron y las dejé en el desayunador.
Que las usé para los basureros de los cuartos y de los baños...
O simplemente, no planeaba comprar nada y no tenía bolsas listas :S
El 59% de los escoceses olvida sus bolsas reutilizables y tiene que conseguir nuevas en el establecimiento.
¿Suena conocido verdad?
Busquemos otra alternativa, las bolsas de tela.
Imaginemonos una situación donde las bolsas de tela estén exentas de los inconvenientes mencionados anteriormente (que no lo están), ¿qué pasaría?
Un contenedor de 20 pies puede transportar 30 000 bolsas de algodón o de yute; mientras que el mismo contenedor puede albergar 2.5 millones de bolsas plásticas convencionales.
¿Qué implica esto?
Que para transportar la misma cantidad de bolsas de algodón o yute, se necesitarían 80 contenedores más que para las bolsas plásticas.
80 contenedores más = 80 veces el gasto de combustible = 80 veces más emisiones de CO2
Ahora pongámonos a hilar más fino...
Venimos del supermercado con nuestra bolsa de tela llena y para nuestra sorpresa hubo un desagradable derrame de leche y la caja de leche aplastó dos tomates y cuando pusiste la bolsa en el suelo se quebraron los huevos. Pequeño desastre/tragedia/mala suerte/etc.
Es entonces que la tela se vuelve el hogar de millones de bacterias (entre ellas coliformes fecales) y habrá que lavarla (gasto de agua, jabón, electricidad).
Pero esto no es todo, se ha demostrado que es muy difícil lavar y secar una bolsa de tela sin propiciar el crecimiento microbiano.
El Environment and Plastics Industry Council de Canadá descubrió que al menos un 64% de las bolsas de tela tenían algún tipo de contaminación bacteriana. De estas, casi un 30% presentaron cuentas bacterianas mayores que las mínimas consideradas seguras para tomar agua.
Por tanto, se nos presentan 2 problemas:
1. Tener la bolsa en el momento de la compra
2. ¿Cuál material es mejor?
Ninguna bolsa, ni de algodón, ni de yute, ni de plástico se va a cargar sola en nuestro carro para que la podamos reutilizar. Eso nos toca a nosotros, como personas conscientes de la necesidad de proteger el medio ambiente, recordarlo. Es parte del esfuerzo que nos toca hacer como ciudadanos del mundo. Sólo falta que cada uno encuentre el mecanismo que mejor le funcione (recordatorios, llevarlas siempre en el carro o bolso o bolsillo, etc)
Por cierto, la bolsa plástica pesa menos y ocupa menos espacio...
El mejor material, sin duda alguna sería el plástico. No sólo su transporte tiene menor impacto que las bolsas de tela, sino que es antiséptico y se reduce en gran medida el problema de las bacterias.
...y usted podrá decir, ¡pero el plástico dura 400 años en degradarse!
Y nosotros responderemos: ¡el plástico oxo-biodegradable no!
Su degradación dura entre 3 y 5 años, sin efectos secundarios nocivos para el ambiente.
Hay un tercer factor que debemos considerar. Las bolsas de tela generalmente nos son vendidas por el establecimiento, a diferencia de las plásticas que son un gasto en el que incurre el negocio.
¿Será que a los negocios les sirve más recortar gastos en bolsas plásticas y sumado a esto recibir ganancias sobre bolsas de tela?
Ya no parece tanto una preocupación por el medio ambiente como una decisión económica, ¿verdad?
También evitemos las bolsas reutilizables de otros tipos de plástico de más alta densidad (más gruesos) ya que no sólo su degradación es más larga, sino su proceso de producción es más invasivo para el medio ambiente.
¿Cuál es la solución?
Reutilizar bolsas Oxo-Biodegradables
Es eco-amigable y amigable con nuestras necesidades como consumidores.
Fuente: www.biodeg.org
